4 de julio de 2020
El 26 de julio de 2019 iniciamos la búsqueda en la que esperábamos encontrar los restos de un guerrillero antifranquista asesinado por la guardia civil el 27 de abril de 1949. Entonces no dimos con él, pero ayer puede que sí.
(Lee hasta la palabra FIN)
Se trataba de los restos de Benigno Fraga Pita,
apodado Alejandro, o Alejandro el Viejo, nacido en As Somozas, A Coruña, en
1892. Trabajaba como maestro armero en los arsenales de Ferrol y era miembro
del comité central del PCE en A Coruña.
Tras el
golpe de Estado del 18 de julio de 1936 se unió a la guerrilla antifranquista y
fue destinado al macizo central orensano, donde su grupo tenía un espacio
clandestino en una casona de A Edreira, donde llegaron a convivir hasta 18
guerrilleros.
Allí
coincidió con el último guerrillero gallego en morir, que falleció el pasado
mes de diciembre, Camilo de Dios, a cuyo hermano Perfecto de Dios, exhumamos en
la localidad abulense de Chaherrero exhumamos en julio de 2014.
Volvamos a
Benigno. A principios de 1949, cuando se van a cumplir diez años del final de
la guerra, la guerrilla lanza una ofensiva para mostrar que todavía existía
resistencia contra el franquismo. La respuesta del régimen es multiplicar los
recursos para eliminarlos y tratar de infiltrar miembros de la guardia civil.
En esos
momentos la guerrilla se estaba desmovilizando, después de que los aliados no
liberasen a España tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Benigno vio como
en varios enfrentamientos morían compañeros, eran heridos o detenidos.
El 27 de
abril de 1949 un pequeño grupo, que desciende de la montaña en busca de
provisiones, es emboscado por la Guardia Civil. Todos consiguen escapar excepto
Benigno, que pudo ser alcanzado por una granada de mano. Ese fue el principio
del fin de la guerrilla en Galicia.
Al cadáver de
Benigno Fraga Pita se le hace una autopsia y posteriormente es enterrado en un
cementerio de Celeiros, en la provincia de Orense. Allí fue donde, tras la
petición de su familia, el 26 de julio de 2019 fuimos a buscar su cuerpo, pero
en esa ocasión no dimos con él.
Pero después
conseguimos más información e incluso pudimos recomponer cómo fue su muerte a
partir de los documentos de su autopsia, que detallaban las causas.
Con esos
datos elaboramos un nuevo informe previo a la exhumación; y reinterpretamos
todos los datos de los que disponíamos acerca de las heridas que le habían
causado la muerte. El arqueólogo que ha dirigido la exhumación, Serxio Castro,
ha hecho un trabajo muy meticuloso.
Ayer
comenzamos a exhumar y buscar sus restos en otra parte, con la nueva
información, y toda la documentación sobre el caso que está depositada en el
Archivo Militar de Ferrol.
Tardamos
poco tiempo en encontrar los primeros restos humanos. Junto a ellos apareció
una pequeña esquirla de un proyectil a la altura de su pierna. El informe
forense hablaba de dos heridas en ese lugar.
Después,
según el trabajo de los voluntarios y voluntarias fue avanzando, se pudo ver
que había sido enterrado bocabajo, una forma en la que castigaban a muchos
asesinados por el franquismo, para negarles mirar al cielo y
"condenarlos" eternamente. El ADN dirá el resto.
Benigno
Fraga Pita estaba casado con Ramona López Guerreiro. Tenían dos hijos: Beatriz
y Conrado. Durante años, Ramona y su hijo Conrado formaron parte de la
guerrilla del llano; eran apoyos de información y abastecimiento de los
guerrilleros y se jugaban la vida igual que ellos.
Los trabajos
de la exhumación fueron seguidos con atención por su nieta, Carmen Fraga, hija
de Conrado, para la que la muerte de su abuelo fue durante años un secreto que
por miedo tardaron años en desvelar.
Despedimos
el hilo con las palabras de Carmen, nieta de Benigno; una familia que hizo
enormes sacrificios para combatir la dictadura y a la que todavía ningún
Gobierno le ha reconocido y agradecido su lucha. (En otras democracias serían
héroes y heroínas nacionales).