Blog de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica

sábado, 16 de septiembre de 2023

Ha muerto Esther Montoto, hija de un desaparecido por la represión franquista: "Durante años, cuando alguien llamaba a la puerta de mi casa a una hora poco habítual, pensaba que podía ser mi padre que me había encontrado"

El pasado 9 de septiembre murió Esther Soledad Montoto muy lejos de Oviedo, la ciudad que la vio nacer el  5 de julio de 1935. Falleció en Tomball, Texas, a los 88 años de edad. Si biografía se torció cuando apenas tenía dos años y un grupo de requetés cometió una matanza en el Monasterio de Valdediós, en lo que erá entonces un hospital psiquiátrico y fueron asesinadas catorce enfermeras y tres celadores, entre los que se encontraba su padre. 

El padre de Esther se llamaba Emilio Montoto Suero y tenía 38 años cuando murió asesinado a balazos. A la caída del frente de Asturias, en septiembre de 1937, una columna de requetés se hizo con el Hospital Psiquiátrico de Valdediós. Fue el 27 de octubre de 1937, Miembrios del IV Batallón de Montaña Arapiles y de las VI Birgadas Navarra, compuesta por carlistas sacaron a un grupo de enfermeras y celadores a un prado adyacente y allí fueron asesinados. 

Señakado con una flecha, Emilio Montoto Suero

La madre de Esther, Emilia Ricca Ricord, pudo presenciar algunos de aquellos hechos traumáticos y un año después de fue a Cuba con sus tres hijas, donde ya había vivido tiempo atrás. El relato de lo que le currió a su padre marcó la infancia de Esther, que años más tarde se trasladó a vivir a los Estados Unidos y se instaló en Texas. 

En el año 2003 se iniciaron los trámites para la exhumación de la fosa común de Valdediós. Esther tuvo noticia de que se iba a llevar a cabo y quiso estar presente. Algunas personas cercanas le aconsejaron que no viajara hasta Asturias, que habían pasado muchos años y vivir una situación como esa le podía causar mucho dolor. 




Durante la exhumación, Esther estuvo todos los días asistiendo a los trabajos y ayudando en lo que podía. Allí fue desgranando lo dura que fue la vida de su familia, el trauma que le dejó el asesinato de su padre y la tristeza con la que se enfrentó a la vida su padre. Arrastró esa pena, durante décadas y a miles de kilómetros hasta tal punto de que, cómo explicó: "Durante años, cuando alguien llamaba a la puerta de mi casa a una hora poco habítual, pensaba que podía ser mi padre que me había encontrado",

La incertidumbre es una de las torturas que padecen los familiares de las paersonas que son asesinadas y desaparecidas. Elaborar el duelo sin haber encontrrado el cuerpo ni haber presenciado la muerte puede necesitar muchos años. Ella mantuvo durante años la esperanza de que ese padre se hubiera salvado en el último momento, hubiera huido y la hubiera estado buscando desde entonces. Todo ese dolor acomulado se convirtió en una enorme emoción cuando después de varios días de búsqueda aparecieron los primeros cuerpos.

Regresó a su hogar familiar en Tomball, Texas, con la certeza de que su padre había muerto y de que lo había honrado recorriendo esos miles de kilómetros. Durante años se mantuvo en contacto con personas que habían participado en la exhumación a través de las redes sociales. Siempre se mostró agradecida e inclusó participó en una clase en la Universidad de Texas, a la que fue invitada por el hispamnista Scott Boehm para que les contara a sus alumnos su historia familiar. 

Hace unas semanas dejó de publicar cosas en su cuenta de Facebook, en la que fue muy activa. Y en esta semana alguien escribió la noticia de que el pasado 9 de septiembre había fallecido. 



Fotografía de Esther de Eloy Alonso y dibujo de Simon Manfield .

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