Blog de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica

jueves, 26 de enero de 2023

ISABEL PICOREL, LA PRIMERA MUJER EXHUMADA POR LA ASOCIACIÓN PARA LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA, EN 2001, ASESINADA POR PISTOLEROS FALANGISTAS EN 1936

Isabel Picorel fue la primera mujer que buscamos en una fosa. El 26 de agosto de 1936 la asesinaron en Fresnedo, León, pistoleros de Falange. La avisaron de que escapara porque iban a por ella. Huyó con sus hijos y pasaron la noche al raso. (El dibujo es de su hijo Vicente). 


Vicente recordaba que esa noche durmió acurrucado en el monte junto al cuerpo de su madre. Fue la última vez que la vio. Tenía 11 años. Ella regresó a casa sola, a por dinero que había dejado al escapar, y nunca regresó. Sus hijos se fueron a Asturias en busca de su padre.


Vicente embarcó hacia la Unión Soviética y estudió Bellas Artes en Bakú, Azerbaiyán. En 1956 regresó a España y cuando murió Franco buscó el cuerpo de su madre. Al conocer la exhumación de Priaranza del Bierzo se puso en contacto con nosotros y la exhumamos en septiembre de 2001.


La vida de Vicente estuvo marcada la pérdida. Cuando llegó a Fresnedo en 1976, alguien que no se atrevía a ir con él hasta el lugar exacto de la fosa, le iba indicando a distancia que se fuera moviendo hasta que le colocó sobre ella. Había mucho miedo.

https://www.leonoticias.com/frontend/leonoticias/Adios-Al-Nino-De-La-Guerra-vn30208-vst216

En el año 2008, en la localidad leonesa de Fabero, se instaló un monolito con una escultura suya, "Nunca jamás", que representaba unas manos saliendo de la tierra de un mapa de España. "A los hombres y mujeres que empeñaron su vida en la búsqueda de la libertad".


También hizo una escultura, instalada en Gijón, dedicada a todos los niños y niñas que fueron evacuados dede allí a la Unión Soviética.


Vicente murió el 12 mayo de 2009 y fue enterrado en Donado, Zamora, dónde había depositado los restos de su madre. Meses después hicimos la campaña "Cultura contra la impunidad" y la actriz Carmen Machi puso voz a la historia de Isabel Picorel para que no cayera en el olvido.




CARTA REMITIDA POR VICENTE MOREIRA PICOREL AL AYUNTAMIENTO DE CUBILLOS DEL SIL

Transcurrían los primeros días de la Guerra Civil cuando mi padre, Ramón ebookelo.com - Página 38 Moreira Justel, junto con otros compañeros, en su mayoría mineros, se dirigieron andando hacia Asturias para defender al gobierno legítimo de la República. Mi madre, Isabel Picorel Celada, mis hermanos Valentín, Ramón y yo nos quedamos solos, sin un padre ni  ningún apoyo económico. Yo tenía once años y recuerdo el día en que los falangistas llegaron a Langre, donde vivíamos. Lo hicieron por la Sierra del Rozo, en la segunda quincena del mes de agosto de 1936, disparando sus armas a medida que se acercaban al pueblo.

Recuerdo que salí corriendo hacia el monte hasta que se hizo de noche y me reuní con mi familia. Fue entonces cuando supe que a mi madre la habían amenazado de muerte. Esto le obligaba a huir si no quería dejar a sus hijos huérfanos. Pasamos la noche en casa de un vecino de Langre, Cipriano Alonso Campillo. A la madrugada del día siguiente nos echamos a la calle con intención de bordear el pueblo para coger el camino hacia Sorbeda, pero los primeros rayos de sol nos impidieron hacerlo al iluminar todo el entorno. Entonces salimos corriendo sin rumbo para alejarnos de aquel infierno. Aquel día lo pasamos caminando por el monte de un lado para otro. Por la noche dormimos entre las urces. Recuerdo que mi madre me cogió entre sus brazos para darme calor en aquella fría noche de agosto.

A la mañana siguiente llegamos por fin al pueblo de Sorbeda. Allí fuimos acogidos en casa de Tomás Ruiz y su esposa Benigna, que eran amigos de mis padres. Al anochecer, mi madre, a pesar de las amenazas, decidió volver a Langre junto a mi hermano Valentín para coger de nuestra casa abandonada ropa o cualquier otra cosa que necesitáramos para emprender viaje hasta la zona más cercana que todavía estaba bajo control gubernamental, Asturias. Pero al llegar a San Miguel de Langre fueron arrestados y conducidos a Toreno del Sil. Era el 26 de agosto. Al día siguiente también fue arrestado el vecino de Langre que nos había dado cobijo la primera noche, Cipriano Alonso Campillo. Los falangistas habían requerido también a otras personas, entre las cuales se encontraban Sergio Rodríguez Prieto y su primo Bemardino Fernández Prieto. Otra de las personas requeridas, mientras esperaba su turno, tuvo un mal presentimiento y pudo huir. También huyó mi hermano Valentín, que se dirigió a Sorbeda para reunirse con nosotros. En la madrugada del día 28 de agosto, un camión ligero salió de Toreno del Sil con dirección a Ponferrada. En él eran llevados Isabel Picorel Celada, mi madre, de cuarenta y dos años, Cipriano Alonso Campillo de cuarenta y cuatro años, vecino de Langre, Sergio Rodríguez Prieto de veintisiete años, de Tombrío de Arriba, y Bemardino Carro Prieto de veintiún años, del mismo pueblo. Al llegar a la altura del pueblo de Fresnedo fueron obligados a abandonar el vehículo y en un prado que hay junto a una fuente a la entrada del pueblo fueron asesinados. Al día siguiente, el padre de uno de los chicos asesinados, al comprobar que su hijo no había regresado a casa, cogió un caballo y se fue a Toreno del Sil.

Antes de llegar un conocido le dijo que durante la madrugada había oído unos ebookelo.com - Página 39 disparos cuando estaba cerca de Fresnedo. El hombre se dirigió al fatídico lugar y contempló consternado los cuatro cadáveres que yacían en el prado. En ese lugar estuvieron hasta que unos vecinos del pueblo fueron obligados a enterrarlos allí mismo.

Es preciso recordar también el nombre de los asesinos que aterrorizaron y saquearon la zona, algunos de ellos: los hermanos De Paz, que eran Rogelio, Manuel, Gerardo, Avelino y Andrés; Fausto Fernández, que mató a 104 personas; Pepe el Maragato que era cuñado de los De Paz, y Severino Castro, hijo del ingeniero jefe Castro. También son «dignos» de recordar algunos sacerdotes como Paciano y Gonzalo, que colaboraban con la causa «por la Gracia de Dios». Al caer Asturias en octubre de 1937, mi padre fue apresado y condenado a muerte, pero pudo librarse y cumplir cuatro años de cárcel.

Nosotros tras el asesinato de mi madre, fuimos llevados a la URSS, regresando pasados los años. A lo largo de mi vida, y en los tiempos más difíciles, he pensado que algún día podría recuperar los restos de mi madre. Poder sentir calor con su presencia, como en aquella noche de agosto de 1936, en este mundo tan injusto. Para ello espero contar con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, cuya labor humana merece un apoyo incondicional.

Vicente Moreira Picorel

 

 

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