El 10 de mayo de 1936 se reunieron en el Palacio de Cristal del Retiro, todos los diputados de las Cortes y los compromisarios que debían elegir al nuevo presidente de la Segunda República, que tomaría posesión el 11 de mayo.
El sistema de elección consistía en reunir a todos los diputados y a un numero igual de compromisarios que habían sido elegidos por sufragio universal el 23 de abril. Todos ellos, reunidos en el Palacio de Cristal del Retiro el 10 de mayo de 1936 eligieron al nuevo presidente.
A la mañana siguiente, el 11 de mayo, Manuel Azaña, sale de su casa hacia el Congreso de los Diputados para iniciar la ceremonia de investidura en la que iba a sustituir a Niceto Alcalá Zamora.
Numerosas personas salieron a vitorear al nuevo presidente y a celebrar su toma de posesión al paso de la comitiva presidencial hacia el Congreso de los Diputados.
Manuel Azaña, el nuevo presidente, llegó al Congreso de los Diputados acompañado por su comitiva en un acto ceremonial mucho más "pomposo" de los que se celebran ahora para la elección del presidente.
Seguidamente se llevó a cabo un saludo del nuevo presidente de la República española, recién investido. El acto tuvo lugar en la balconada del Palacio Nacional (ese que hoy conocemos como Palacio Real).
La ciudadanía salió ilusionada a celebrarlo por las calles de Madrid. En la Plaza de la República (que hoy conocemos como Plaza de Oriente) miles de hombres y mujeres se concentraron puño en alto para respaldar la investidura.
El único incidente del día; la caída del caballo de un escolta presidencial. Lo demás, celebración y júbilo en las calles de Madrid. El franquismo creó la idea del caos republicano cuando ocurrían cosas con total normalidad como ésta, que seguro que no te contaron en el colegio.
Cinco días después, Azaña inaugura, en el Paseo de Recoletos de Madrid, la Feria del Libro. Todo había transcurrido con total normalidad. El país avanzaba hacia un golpe de Estado que utilizó como excusa la necesidad de orden pero llevaba tiempo planificado.